sábado, octubre 30, 2010

Pa' que aprendan

Viernes 29 de Octubre. Marita Moyano (Voz,/caja chayera) Juan Sardi (Perc./Melódica) Luis Reales (pno)- Bohemias Resto-Bar.

El duelo nacional por la muerte de Néstor Kirchner me permitió zafar de tocar ya que Orion no abrió, y me permitió ir a este nuevo lugarcito para escuchar música argentina, un modo apropiado de hacer mi propia catársis.
Siempre pensé que en cuanto a música popular el movimiento de folklore progre es el más vital y logrado de Mar del Plata.
Queridos cumpas jazzeros pedorros como uno:
Si quieren apreciar swing:
Vayan a escuchar a este grupo.
Si quieren escuchar música de raíz sencilla pero tratada con inteligencia:
Vayan a escuchar a este grupo.
Si quieren ver como se puede hacer música de un modo serio, pero sin petulancias:
Vayan a escuchar a este grupo.
Si quieren ver cómo la gente del público se convierten en actores participantes en lugar de ser receptores pasivos admiradores de genios de la paja:
Vayan a escuchar a este grupo.
.....o a cualquier combinación de convocada por Marita Moyano, cantante de músicos, una especie de Billie Holliday de la movida folklórica, respetada y requerida por los músicos del palo.

viernes, octubre 29, 2010

El Jazz en Rio Cuarto

Viernes 22 y Sábado 23 de Octubre- XIII Festival de Jazz en el Centro - Rio Cuarto Córdoba

Concurrimos con el JRT a esta edición del festival de Rio Cuarto. Este año fue dedicado a la memoria de Carlos Granado músico riocuartense fallecido recientemente, que tuve el gusto de conocer hace unos años. Granado se ganaba la vida como músico en esa pequeña ciudad, por lo que debía hacer todo tipo de música. Pero a la hora de volcar su pasión, se dedicaba a impulsar el movimiento local de jazz. El que quiera conocer su trayectoria lo puede leer en:

http://www.redriocuarto.com/rio-cuarto-llora-al-negro-granado/

Sabemos del esfuerzo que significa llevar adelante estas cosas, de modo que vaya nuestro agradecimiento a todos y en particular a Carlos Alonso, los muchachos de Saxos & Asociados y a Ricki "El Tigre" (un colorido cantante bailantero local que también puso el hombro para ayudar la organización)
Los festivales del interior están en cierto peligro de extinción. Los que los critican que se callen la boca y traten de hacer algo ellos, a ver cómo les sale.
Participaron en el curso de ambas fechas los siguientes conjuntos:
Granado Big Band (Rio Cuarto)
Jelly Roll Trio (MDQ)
Anaro Satti Cuarteto (Bs.As)
Saxos & Asociados (Rio Cuarto)
Sergio Poli Cuarteto (La Plata)
Dixie Group (Rio Cuarto)
Gabriel "Corto" Juncos Latin Jazz (Cordoba)
Grupo de Jazz Santa Rosa (La Pampa)
Fernando Carranza Trio (Rio Cuarto
Norberto Machline Trio (Bs.As)

Si escribiera todo lo que habría para comentar demoraría demasiado en subir este post. Solamente voy a destacar por ahora al último grupo de la lista. Junto a Machline estuvieron Oscar Giunta en batería y en bajo, Jorge "el Negro" Gonzalez.
¡Qué trio! Sobre todo el lujo de contar con un prócer como el Negro, un luchador que no afloja y continúa la gesta del local Jazz & Pop.

martes, octubre 26, 2010

Más sobre Pura Música o Show

Considérese el video incrustado al pié, que reproduce una aparición televisiva de Dizzy Gillespie junto a Louis Armstrong.
Sus aportes al jazz son indiscutibles, y nadie puede negar que ambos contribuyeron a lo más serio y trascendente del género.
Al mirar este clip, ¿con qué nos quedamos?
¿Con la trivialidad de sus payasadas, o con la solvencia de su música?
¿Con la cartelera taquillera, o con la fraternidad de dos gigantes del jazz?
¿Con una burda mezcla de estilos, o con el respeto mutuo de dos artistas de distintas generaciones, que conversan sin resignar sus respectivas estéticas?
¿Con la banalidad del espectáculo o la oportunidad de ver a dos grandes que se divierten a la vez que entretienen?

martes, octubre 19, 2010

Según pasan los años....

Santiago Giacobbe-Facundo Bergalli - Bodega del T. Auditorium - 16-10-10

Fue una noche de perros la del sábado pasado en Mar del Plata. Un temporalito envolvía la ciudad con una llovizna deprimente. Pero igualmente pensé que íbamos a ser más los que concurrimos a escuchar al dúo que reunía a un prócer como Santiago Giacobbe y a un brillante representante de la nueva generación, Facundo Bergalli. La gente se perdió una masterclass de cómo combinar una guitarra con un piano, maridaje siempre difícil, ya que suelen ser dos instrumentos que se obstaculizan en el acompañamiento. Facundo lo resolvía proveyendo una línea de bajos (un walking bass con acordes, según me explicó luego) cuando soleaba Santiago, que correspondía de igual manera cuando tomaba la posta el guitarrista.
Cuando terminó el set fuí a saludar a Giacobbe. Mi comentario fue que tuvieron que pasar todos estos años de mi vida para verlo tocar en vivo.
Pero mentira.
Deduje luego que sí lo había escuchado un una visita mía al país, cuando justo coincidía con una presentación del Octeto Electrónico de Astor Piazzolla en Mar del Plata. Siendo fanático del quinteto, recuerdo que el Octeto no me impresionó bien...
Otro desencuentro fue que en mis primeros acercamientos al jazz, me inscribía firmemente en la tribu de los conjuntos de jazz hot negro de los años 20. Todos conjuntos que terminaban con el reaseguro del sufijo "...Jazz Band". Todo lo demás no merecían la menor consideración. Pero en las bateas de las disquerías de la calle Corrientes figuraban LP's con nombres tan absurdos como Sanata y Clarificación, o Quinteplus. ¿De donde podían provenir tales deformidades...de Marte? Los verdaderos líderes del movimiento tradicional como Kacho Rodriguez Jurado o Norberto Gandini eran en realidad creativos e innovadores a su manera. Pero los que los seguían, como en mi caso, éramos mayormente necios. ¡Ay.....lo que es la ignorancia! Lo peor de lo conservador que se torna retrógrado.

Pero a esta altura del partido, tanto Giacobbe como yo....ya estamos grandes.
El que tenía el aura de vanguardista innovador, hoy suena bastante clásico, aunque muestra todavía las marcas de la experimentación que insufló los últimos años de la década de 1960...se escuchan las influencias de Lennie Tristano....también a veces parece que sonara un poco a Paul Bley....
En fin, me da un poco de pena que nuestros jóvenes músicos locales se pierdan este desfile de figuras fundamentales del jazz argentino que viene trayendo Félix Barone (que precedió el set del dúo con su cuarteto) Muchachos...estos tipos, Astarita, Giacobbe, Remus, Bellotto, Sucheras...¡Son Maestros, man! ....¡hay mucho que aprender de ellos.
Es tentador hacer una comparación entre la presentación de este dúo con el que le precedió en el ciclo, el de Bellotto/Sucheras. Desde el punto de vista pianístico hay contrastes marcados. El swing de Sucheras es más "sweet" a la manera de la escuela de Tatum, o Peterson. El de Giacobbe más duro...a la manera de Monk quizás. Sucheras toca de un modo horizontal,...a Giacobbe lo escucho vertical, quizás más complejo en su entramado armónico.
El modo de encarar el "show" ( de algún modo hay que designarlo) fue totalmente opuesto: Pocas palabras...mucha música. Yo escuchaba extasiado, conocedores como Gerry Rodriguez (infaltable) estaban chochos. Pero mi mujer (ay, bochorno) bostezaba y finalmente se levantó y se fue. Vi que lo mismo sucedía en otra fila. Mi invitada inglesa, que yo también había llevado a la presentación anterior, me comentó cortésmente que le había gustado más el "otro dúo"
En fin....el dilema sigue sin resolución......

viernes, octubre 15, 2010

Orígenes - Aguante New Orleans

Orion -8 de Octubre - Jelly Roll Trio- Atlántica Jazz Band

Este blog fue hackeado por un tal Garmendia por unos días, pero me alegra informar que ya hemos subsanado esta intrusión. El invasor ha quedado recluido a la sección de comentarios, de la que nunca debería de haber salido.
Ahora paso a redactar una entrada un poco extensa, a raíz de que el viernes 8 tocamos con el Jelly Roll Trio, compartiendo la fecha con otra banda. Sobre la tocada diré que no estuvo del todo mal, aunque faltó esa sensación crepitante de ensamble que a veces logramos en los ensayos. En mi opinión es un efecto de pánico escénico que se nos instala cuando tocamos en público. La pena es que se mata lo que me impulsa a seguir tocando jazz tradicional, algo que mis amigos de las corrientes más "modernas" a veces no entienden. Es que sinceramente creo que dentro de las sencillas estructuras del jazz primigenio, se posibilita esa extraña energía colectiva que insufló de energía a todo el jazz que vino después. Es algo accesible aún a los que no poseemos grandes dotes técnicas....lo que no puede faltar es la comprensión del paradigma, que a menudo escasea en los grupos más sofisticados y avanzados del género.
Otra explicación tiene que ver con las marcas iniciales que me introdujeron a esta música, ciertos recuerdos juveniles que atesoro y a los que les debo mi iniciación. Iré reproduciendo algunos de ellos más adelante, pero ahora quisiera relatar una experiencia que me quedó grabado como una imagen, un cuadro. Yo no tendría más que 17 años........

Descender al sótano del Bar Las Palmas (Sarmiento esq. Paraná) era ser admitido a la bóveda del tesoro del Rey Midas. Desde la vereda de la calle Paraná a menudo podían escucharse fragmentos de ensayos de las bandas de jazz tradicional que ahí se congregaban. Eran como cortos clips que arrancaban y se detenían, para luego comenzar nuevamente hasta avanzar algunos compases más. A veces buscaba excusas para pasar por ahí para ver si se captaban algunos de esos sonidos que se escapaban de las profundidades. Pero la mayoría de las veces sólo había silencio o apenas el débil sonido de un piano o un canto desafinado de tango. De modo que cuando Dicky Canci me invitó a presenciar un ensayo de verdad, mi emoción era incontenible. Se trataría de uno de los últimos ensayos de los desfallecientes Santos Lugares Stompers. Tomar el cafecito previo a la llegada de los muchachos ofrecía un panorama de los artistas decadentes que utilizaban las salas, gente de varieté, o de zarzuelas. Su aspecto era tanto más raída cuando se los comparaban con los semidioses, los músicos de jazz que iban llegando. Luego habría de descender por la escalera, ubicada al lado de los baños, a subsuelo, de donde provenía otro olor: el de la humedad teñido de tabaco. Ya en el rellano se escuchaba el tintineo de los pianos desafinados y otros sonidos amordazados que se colaban por las puertas acustizadas de las salas. Éstas tenían pequeñas ventanas por las que se podía espiar a sus ocupantes. Al transitar el pasillo que las separaba, me detuve frente a una de ellas, de donde provenía asordinada, una chispeante música de Nueva Orleans . El bastidor que proveía la ventanita me ofreció una postal imborrable. Se trataba de un ensayo de la Roseland Jazz Band. En el centro mismo del cuadro, dos cornetistas, de pié. Sus manos en las campanas de sus instrumentos, orientados uno hacia el otro en una actitud de intensa concentración. Eran Fernando Peliche y Rodolfo Yoia. Formaban una dupla curiosa, con cierto aspecto a hobbits. Al lado de ellos pero un poco más atrás se veía un trombonista más vale pequeño que delgado...era Hugo "Bicho" Borgnia. La imagen se congela en el momento mismo en que se produce el break a dos cornetas seguido por un glissando de trombón del añejo "Snake Rag", tal como lo tocaran King Oliver y Louis Armstrong en la legendaria Creole Jazz Band de 1923.


Algo más atrás se lo divisaba a Patricio Carrasco, aquél que sacudía sus rodillas convulsivamente al ritmo del los tumbados de la Creole JB. El piano estaría oculto tras la pared, pero ahí estaría tocando Ezequiel Pallejá. Ese día estaría ausente el tubista, Carlos Balmaceda, una persona que ingresaría a mi vida mucho más tarde. Sospecho que también estaría ausente el clarinetista...ya que no está en mi registro visual ni auditivo. De haber estado, se habría tratado de Cachi Carrizo o bien de Gustavo Meilij.
Muchas gracias a Rodolfo Yoia por refrescarme los nombres de los protagonistas de esta imagen, que me condujo luego por las vías del jazz

jueves, octubre 07, 2010

Garmendia no se rinde

Dickens Pub -Miércoles 6 de Octubre -Eduardo Palomo (pno) Julián Maliandi (gtr) Nico Pasetti (ctrb) Andrés Dellacasa (drs) E. Garvie (trp)

Sin que hubiera pasado siquiera una semana, la redacción me vuelve a enviar a cubrir otra presentación de este mismo grupo. Aunque sentía rechazo por tener que tolerar otra marejada de mal gusto musical, me entusiasmaba tener una nueva oportunidad de clavar mi pluma implacable, cual daga justiciera, en los cuerpos mutilados y sanguinolentos de estos degenerados, que en mi opinión desgraciaban a la escena jazzera local.
De modo que tomé asiento en un rincón del pub, tratando de entusiasmarme con lo que podría ser una nueva carnicería crítica.
Pero,......
A medida que avanzaba el set mi mandíbula empezaba a ceder a la gravedad, y mi cara boquiabierta no podía disimular mi asombro ante una mutación inesperada.
Para empezar, el ritmo complejo y envolvente del baterista me dejaba perplejo...debo admitir que la madurez de este joven adulto me asombraba, al desplegar un tapiz de poliritmia hipnotizante. Sus acentos eran resaltados por el contrabajista que aportaba un pulso que avasallaba a la vez que iluminaba la ruta armónica de los temas. Me impresionaba su rostro, que al concentrarse en su tarea, parecía poblarse de surcos de experiencia.
El arsenal tecnológico del guitarrista funcionaba con la perfección de la relojería suiza. Su inspiración en la improvisación se fecundaba con algoritmos de alta teoría, adquirida en su paso reciente por el centros de excelencia de las universidades bostonianas de jazz en EEUU. Además animaba el espectáculo con medidos comentarios en las que no estaban ausentes ni la erudición ni el humor.
El pianista apuntalaba toda esta estructura con la habilidad del defensor que rápidamente se transforma en un goleador fulminante. Es decir, se corría toda la cancha con su comping contemporáneo, pero al transformarse en solista desplegaba una gama de recursos que iban de los arpegios alucinantes a los obstinato arrasadores.
Pero la presencia más deslumbrante era la del trompetista. Presidía la labor del grupo con su aspecto senatorial, a la vez que su instrumento vertía el brío de una juventud que se renovaba con cada nota. Seguro en cada introducción, sus intervenciones variaban desde el ligero toque lírico hasta las alturas vertiginosas de agudo. Remataba los finales de los temas con la estocada certera del torero victorioso.
Luego del delirio de los bises, pasé por el mostrador a cobrar y me alejé del lugar. La música que había escuchado parecía perfumar la noche marplatense.

viernes, octubre 01, 2010

Escribe Garmendia

Apertura de la Jam de Creeptown - 30 de Septiembre-
Eduardo Palomo (pno) Julián Maliandi (gtr) Nico Pasetti (ctrb) Andrés Dellacasa (drs) E. Garvie (trp)

Como corresponsal de este blog, me vi obligado a asistir a la presentación de un grupo integrado por los mencionados más arriba, como apertura de la jam session semanal de ese local llamado Creeptown. Ahora, yo pregunto, ¿sabrán los dueños de lugar lo que significa la palabra "Creep"?
Bien, se lo utiliza para designar sujetos que son despreciables, arrastrados al modo de bichos asquerosos, como reptiles o insectos. Y bueno, efectivamente me encontré con un lugar poblado cual ciudadela de "Creeps". Los peores exponentes del género eran los músicos.
¡Que puedo decir! Para empezar, debería haber una ley que prohíba la asistencia de menores a estos lugares. Digo, porque el baterista debería estar durmiendo a esa hora, para poder ir al día siguiente a la escuela a aprender materias básicas como Lenguaje, en vez de estar tocando la batería.
El contrabajista también, a lo mejor zafa porque tendrá uno de esos documentos truchos que usan para ir a los boliches. De todos modos nunca voy a entender para qué usan un instrumento tan grande para tocar cosas insignificantes. Los ves ahí, con cara de de perro culeando y haciendo fuerza, y música....bah, algo que se escuche digo, ¡nada!.
El guitarrista se la pasó arreglando su instrumento. Ahora, ¿para qué vienen a tocar si no tienen el instrumento en condiciones?- ¿Eso es una actitud profesional?
El que parecía más seriecito era el pianista (aunque estaba bastante mal afeitado). En fin, dije, bueno, ahí voy a escuchar alguna canción, alguna cosa reconocible, un rockito ¡algo! -Pero no, ninguna otra cosa que un picu-picu constante de eso que se escucha de las bandas de jazz aburrido.
Pero el más patético, lejos, era el trompetista. Un viejo choto que tocaba como el orto. Otro que ponía cara de hacer fuerza como si estuviera defecando, sólo para que le salgan unos cuá-cuá, que parecía el lamento de un orco herido.
Las minitas....bien. Bueno, cuando ya estaba harto de perder el tiempo, traté de ver si podía enganchar a alguna de las pendejas....pero ni bola. No las culpo por estar charlando todo el tiempo con sus amigas y amigotes. Total, para lo que había que escuchar!.
Después subieron a tocar algunos que parecian tocar un poco mejor, por yo ya estaba podrido...así que me fui a dormir.
Hasta la próxima, amigos.