jueves, septiembre 01, 2016

Oscar Ferio Espinosa - 25-08-16 - R.I.P

Tuve que dejar pasar unos días antes de escribir sobre la desaparición de Ferio Espinosa. Ha sido una relación demasiado larga, demasiada cargada de historia, de diferencias, de alianzas, de discusiones, de coincidencias, y sobre todo, en los últimos diez años de tocar juntos, y compartir muchos, muchos, buenos momentos.
Relaté hace poco el primer cisma del movimiento de la "2da Ola", término con el que Ferio denominaba el resurgimiento del jazz en Mar del Plata. 
Él fue el que encabezó la separación del grupo inicial y que pasó a constituir el núcleo de Mar del Plata Jazz Ensamble. Paradójicamente, en ese momento, él y los que lo acompañaron pasaron por ser los modernistas, en confrontación estilística con nosotros: los tradicionalistas. A mi en particular, me parecía que había una diferencia ideológica en los ideales de improvisación colectiva, solos inexistentes o muy cortos, rítmica pausada, valoración de la tradición negra. Los "otros" pretendían lucimiento técnico, individualismo, tocar rápido, estar al día, ser blancos y otras iniquidades. Ni los unos ni los otros podíamos cumplir con nuestros ideales.  Los prejuicios y equívocos eran mutuos y cruzados. Claro que igual integrábamos un campo, justamente en virtud de estas rivalidades. Inevitablemente compartíamos los ambientes y locales donde hacíamos música.
Pero la capacidad organizativa del movimiento fue gravitando hacia Ferio y sus amigos. Ellos iniciaron el ciclo de Jazz en Abril, cuya historia habrá que registrar en otro momento. Lo cierto es que año tras año, desde fines de los 80 hasta Abril del año pasado, hubo un festival anual de jazz en Mar del Plata. La personalidad de Ferio no admitía compartir el liderazgo. Territorial y en ocasiones tiránico, se fue quedando con la responsabilidad total del festival. Fue un poco por default nuestro también. Nos resultaba cómodo que él se ocupara de todo.
Nuestros choques eran frecuentes, pero sanamente frontales. Tenía la ética del rugby (su otra pasión). O sea que podía ser brutal pero a la vez pretendía sostener un sentido del fair play.
Ahora no recuerdo cuando comenzamos a tocar juntos en el Jelly Roll Trio. Tengo que mirar hacia atrás en este blog hasta establecerlo. Lo cierto es que ahí conocí a un Ferio disciplinado y consecuente. Dispuesto a ir al frente siempre, sea donde fuere. Puntual para ensayar, y ofreciendo su casa para que nos juntáramos a ensayar todas las semanas. (No puedo dejar de agradecer a su esposa Inés, que no solo nos toleró sino que nos preparaba una merienda los domingos a la tarde). Aceptó ir a tocar a lugares insólitos, como aquel centro comunitario en la periferia dirigido por un grupo de activistas de izquierda. Políticamente tenía nostalgia de su militancia juvenil a la derecha del conflicto de laica/libre. Luego se identificó con el partido Radical, pero en su vertiente más conservadora.  Era irredentamente gorila, pero yo decía que era un gorila herbívoro (una redundancia, ya que los gorilas son herbívoros) puesto que supo tener amigos zurdos, y hablaba de su simpatía y colaboración con un director de teatro de izquierda que sufrió persecución en la dictadura. Siempre respetó mis inclinaciones y afinidades, totalmente contrarias a las de él. 
Creo que la mejor forma de recordar a un amigo es agradecer su compañía y reconocimiento sin caer en idealizaciones ni desvalorizaciones. Tampoco lo haré a su muerte. 
Eso sí: lo voy a extrañar.