lunes, mayo 29, 2006

Buddy Bolden perdido en Frankfurt-am-Main

Hace ya más de una semana que estoy visitando al ex-alumnni de Viva Buddy Bolden, Valentin Garvie. Vive en en Frankfurt desde que tomó el puesto de trompetista en el Ensemble Modern, un grupo enteramente dedicado al repertorio compuesto a partir del siglo XX, con especial dedicación a los nuevos compositores en el terreno académico. Valentín viene haciendo carrera en este campo de especialización, aunque a veces quisiera tocar algo con melodía. Las escasas veces que puede, trata de aprovechar invitaciones para tocar jazz, o música emparentada. Desde hace un tiempo logra tocar algunas fechas con el trío Sudestada, en base a música compuesta y compuesta por el pianista argentino Daniel Adoue. No había terminado de aposentarme en el departamento de Valentín que sonó el teléfono, con una llamada de Daniel que nos invitaba a la casa a comer empanadas. Ahí comenzó mi vinculación con la pequeña pero solidaria red de sudamericanos que se reunen a comer o a tocar. Conocía a varios más unos días después en un almerzo convocado con la excusa de celebrar el 25 de Mayo en la casa del sociólogo Guillermo Atlas, un melómano y amigo de los músicos locales. Ahí también estaba el contrabajista brasilenio Pedro Gadelha, y un personaje que es un especie de héroe musical local, que entre otras muchas cosas fué solista de la Radio de Frankfurt hasta hace muy poco. Se trata del proverbial saxofonista uruguayo "Yiye" Wilson de Oliveira. Luego de una comida pantagruélica, viajamos en el auto de un Wilson inagotable hasta la ciudad de Stuttgard. Wilson respondía a la invitación de otro uruguayo, el trombonista Eduardo Crespo (Telecataplum, -German Brass) que había arreglado una fecha para tocar dixieland en el Traditional Jazz Hall de aquella ciudad. Ahí fuimos recibidos por el clarinetista Charlie Höllering que reune un grupo de músicos que forman un equipo estilo Chicago-Condon, en este caso con el aporte de Crespo, de Oliveira, y en este caso, Valentín y el mio.
Fué raro ver como se iba llenando el local, donde se comenzó a tocar puntualísimamente a las 8 PM, durante tres extensas entradas, que duraron hasta pasada la medianoche. El público cumplía rigurosamente con el aplauso a cada solo, y todo parecía un cuadro que retrataba una imagen del pasado lejano.
La próxima aventura con Wilson nos llevó a la ciudad de Baden-Baden, donde debía dirigir la Frankfurt Jazz Big Band, en donde también participaría Valentín. Yo me dediqué a recorrer la antigua ciudad de baños termales mientras ensayaban, y luego de ligar una cena gratis con los músicos, me dispuse a ver el gig en el lujoso salón de espectáculos del Kurhaus Casino. Una sala decorada lujosamente, donde la gente se sentaba en mesas a la luz de las velas. En fin, otro postal irreal, donde se mezclaba el kitch alemán con el aspecto demasiado perfecto de un show de televisión. La música era demoledora, por supuesto, interpretada por profesionales provenientes de varias partes del sudoeste alemán. Wilson dirige con una cancha de difícil descripción, además de tomar sus instrumentos y soplar un vendaval cada vez que tiene un solo.
Continuara....

jueves, mayo 18, 2006

El reencuentro con la música de Mike Westbrook

En Marzo de 1974 el pianista y compositor Mike Westbrook y el multi-saxofonista John Surman viajaban a Suecia para responder a una invitación de la Stockholm Radio Jazz Group. Las obras a interpretar en vivo y grabar eran el Citadel, una composición inspirada en una idea extraída de la novela "Ciudadela" de Cronin, y Room 315. Esta última debía su título a una sala de ensayo de una escuela de bellas artes, donde Mike encontró un hermoso piano de cola, y donde se refugiaba mientras esperaba que su entonces novia, Kate Westbrook, saliera de su curso. El lead de la fila de trompetas era un joven músico argentino, llamado Américo Bellotto. (ver entradas anteriores de este blog).
Poco tiempo después del golpe de Marzo de 1976, nuestra familia, luego de un fallido intento de radicación en Brasil, se instalaba en Londres. Ni bien pude establecer alguna base de supervivencia laboral, comencé a relacionarme con la actividad musical del barrio de Walthamstow, donde nos tocó vivir por casi 8 años. El primer músico que conocí, el trompetista Chris Holmes (luego fué el primer maestro de trompeta de Valentín) , al enterarse que era argentino, no me preguntó por Maradona, sino por Américo Bellotto. El nombre me sonaba vagamente, pero en verdad no lo conocía. Chris sacó un LP de Américo de su colección y me lo mostró.
Recuerdo mi ecuentro con la música de Mike Westbrook. Me causó conmoción escuchar su obra The Cortege, involucraba una Big Band de solistas increíbles, y que combinaba solos y arreglos dentro de una estética francamente vanguardista, aunque la idea de un cortejo fúnebre se ilustraba con el tradicional himno Fly as a bird to the mountains que evocaba las raíces más profundas del jazz. También la integraba Kate, tocando fliscorno tenor, y teniendo a su cargo la parte vocal, sobre un texto de una naturaleza poética, que impregna todas las composiciones de Mike.
Poseer hoy una computadora con conexión banda ancha me permite volver a escuchar las transmisiones de la BBC 3- donde seguramente escuché aquella grabación de Westbrook. A sus 75 años, se hizo un programa especial en su homenaje, que motivó que le escribiera diciendo cuánto me había impresionado su música, y contándole mi amistad con Américo, que recordaba aquella tocada con él y Surman. Como buen inglés, no solo me contestó, sino que quiso mandarnos una copia en CD de aquella evocativa grabación con la orquesta de la radio Sueca.
¡Emoción indescriptible!