martes, abril 21, 2009

Jazz en Abril....Edición no 21!

Me sorprendo de sólo pensarlo. Es la primeravigésima vez que se reitera el festival en su tradicional fecha de Abril. Esto significa una acumulación de patrimonio de credibilidad que bien tendría que servir para gestionar más apoyo. La repetición puede tener dos resultados. Por un lado puede generar cronicidad, aburrimiento y estancamiento. Por el otro puede armar una tradición que aporta a la cultura creativa de una comunidad. Apuntemos a lo segundo, tratando de variar la propuesta. En esta edición el atribulado Ferio Espinosa no tuvo otra alternativa que ir a lo seguro, a los locales, y a unos pocos porteños y platenses que vienen aunque les eches repelente. Obviamente la difusión fue mínima, y salvo algunos anunciantes para los programas, no hubo auspicio monetario alguno, salvo el apoyo del Emtur que facilitó algunas cosas. El Parade fue a pié (como me gusta a mi) avanzando por la peatonal San Martín, como lo dijo el prócer "..y en pelotas como los indios". En mi opinión eso genera mucho más contacto con la gente que agradece de muchas maneras ese cambio en la gris silueta del centro. Las dos fechas presentaron salas con una concurrencia sostenible, y Orión se quedó sin reservas a mitad de semana.
Me volvió a pasar algo que me ocurría en los grandes festivales europeos: tropezarse con gratas sorpresas inesperadas en los lugares menos esperados. A última hora y en la Bodega del Auditorium, escuché las dos bandas que más me impactaron: el cuarteto de Ignacio Subirós y el sexteto de Marcos Basso. El primero aumentaba su formación habitual de organ trio con la adición de Néstor (¿?) Gesualdi. Habrán pasado dos años desde la última vez que escuché a este joven tenorista, y su crecimiento ha sido impactante. En el grupo de Marcos Basso había un mix de elementos autóctonos con algunos de sus compañeros de estudio en Buenos Aires. La formación que incluía dos trompetas, saxo tenor y trombon sonaba maravillosamente bien, con composiciones y arreglos diestramente escritos por Marcos.
En la sala principal pude escuchar a mis ex-colegas del Big Band del Mar del Plata Jazz Club, que tenía la presencia de Leo Caldera en funciones de director. Les dije sinceramente que me daba orgullo oírlos. Debería mencionar también que yendo y viniendo por los pasillos, alcancé a escuchar algunos compases de el clásico grupo de Mingo Martino. Todos acordamos que se desempeñan muy bien con arreglos sencillos pero muy eficaces. (Mingo estaba presente, pero con su bastón. La batería se la delegó a un joven colega platense). También me dió emoción verlo a Nelso Castro, haciendo gala de su vocación docente pero también respeto por las diferencias generacionales, al frente de un grupo de jóvenes que obviamente no comparten su estética. Invitó a participar a una de sus alumnas de tiempos pasados....nuestra querida Soledad Curien. Sobre las actuaciones de los grupos en los cuales participé...opinaré en alguna otra entrada.

jueves, abril 09, 2009

Vita Brevis

Son tiempos un poco tristes para el ambiente. Hace una semana velamos al "Negro" Ramón Salinas. Hace un par de días (7-04-09) circularon mails anunciando el fallecimiento de Nano Herrera.
Ramón Salinas fue integrante en los últimos años del Mar del Plata Jazz Ensamble, y tenía la extraña condición de comandar el respeto universal de sus colegas. Su estilo sobrio pero eficaz solía ser elogiado y comparado con el el de Dexter Gordon, pero el Negro no imitaba a nadie. Simplemente tocaba con su don de musicalidad y su formación temprana como músico integral. Su postura era la del músico entrenado, y aunque desconozco cuál fue su introducción a la música, tiene que haber sido formal. Recuerdo que siendo yo muy jóven, cuando me ganaba unos pesos como músico semi-profesional, lo veía actuar con los grupos de Armando Blumetti, para el que también hacía arreglos. En esos días de "Armando Blumetti y sus Estrellas" su ladero era el trompetista Vargas, y entre los dos lograban un sonido impactante aún tocando temas banales de la música comercial de la época. Cuando tenían la más mínima oportunidad de tocar jazz, lo hacían...y entre los dos, Salinas y Vargas, investigaban lo último de jazz de esos días. Siempre cuento que tocaban "Nica's Dreams" a los pocos días de que se conociera el disco de George Shearing en el país en la década del '60. En algún momento dejó de tocar en las bandas bailables de Blumetti para acceder a un atril de contrabajo en la Orquesta Sinfónica local, mostrando una vez más su flexibilidad y habilidad musical. Fue luego de jubilarse de la orquesta, que se dio el gusto de tocar exclusivamente jazz con Jazz Ensamble. Nunca pude ser amigo cercano de él, pero era una de esas personas que siempre saludaba con admiración.

Nano Herrera fue un difusor y militante del jazz porteño que podría ser un personaje de Cortázar (se sabe que el encuentro entre el escritor y el Gato Barbieri fue gestionado por él). De enorme contextura física, era infaltable en cualquier ocasión de importancia que involucrara músicos extranjeros o locales. Llevó adelante una permanente tarea docente a través de sus programas de radio, cuidando de dar aire a todos los movimientos dentro del género, tanto las variantes experimentales como las de la más antigua tradición. Nunca olvidaré las dos veces que Nano me invitó a su programa, a propósito de difundir grabaciones de nuestra banda "Viva Buddy Bolden", cuya propuesta, justamente por reunir los extremos de los estilos, lo divertía enormemente. Cada vez que se repetía al aire ese programa que estaba "enlatado" para su entrega a diferentes emisoras, Nano se ocupaba de que lo supieramos. Era un invitado permanente a nuestro Festival en Abril, y este año lo extrañaremos enormemente.
Chau Nano,...gracias por tu humor y tu emblema.