martes, noviembre 29, 2011

El último malón.

7 de Noviembre - El Último Malón - Maratón de Cine Nacional -Festival Internacional de Cine en Mar del Plata -Sala Melany del complejo Radiocity-Roxy- Julián Maliandi (gtr.) Martín DeLassaletta (dbl.bass-y perc.)- E. Garvie (tpt)

Informo de esta experiencia con retraso, quizás a causa de estar todavía digiriendo la experiencia. Se trató de la musicalización en vivo de una película muda argentina de 1917, que relata el ataque de indios mocovíes a la pequeña localidad de San Javier en Entre Rios. Fernando Rodriguez Arguelles fue el que nos propuso el proyecto, luego de habernos asociado hace más de un año a la muestra Creer o Reventar, en la que acompañamos la muestra de obras realizadas por el mismo Fernando y Cristian Dalgaard.
Esta tarea requirió que tuvieramos que juntarnos a ver la película para tratar de imaginarnos el tipo de música podríamos aportar. Ésta tendría una porción importante de improvisación libre, pero entretejida con segmentos compuestos. El dilema era encontrar una forma de alejarse de una estética nativista. Martín y particularmente Julián cargaron con el peso de la tarea compositiva, ya que en este caso padecí el llamado bloqueo creativo. Resultaron una serie de ideas, que en el caso de Julián estaban basadas en series dodecafónicas. Esto funcionó como un fondo sonoro neutro que parecía resaltar una cierta cualidad expresionista en la antigua película. Su proyección se separó en tres segmentos de aproximadamente 30 minutos, que se intercalaron entre otros títulos de la muestra. Para esperar nuestra última entrada, que fue algo después de medianoche, nos quedamos en la sala para ver "Aballay, el hombre sin miedo" , una realización nacional reciente, que fuera seleccionado para competir para el Oscar. Debo decir que "El último malón" ya contenía los mismos elementos: El bueno, el malo, la chica, los indios, los tiros, final romántico...pero al menos intentaba tener cierto contenido antropológico. Aballay en cambio, parecía satisfacerse con una buena producción técnica moderna, pero forzando lo criollo a un formato de spaghetti western. Me quedo con el de 1917.

jueves, noviembre 24, 2011

¿Contemporánea? - ¿o música que podemos hacer ahora después de más de 100 años?

Sábado 19-11-11 - Concierto de la carrera de Composición del Conserv. Luis Gianneo- Alianza Francesa.

Todavía recuerdo una excursión que hicimos con Marcelo Perticone a mediados de los '80. Visitamos a los músicos municipales en su lugar de recreo entre ensayos, con el objetivo de reclutar voluntarios para hacer una obra del llamado repertorio "contemporáneo", al menos en el sentido de que su notación era inusual, creo que compuesto por el mismo Perti, que culminaba su carrera en La Plata por esos días. Nos retiramos derrotados por la resistencia y burlas...hubo uno en particular que fue particularmente cruel, por parte de un músico hoy fallecido y que, exceptuando este incidente, recuerdo con afecto. Tomó la partitura que le exhibimos, con segmentos de pentagrama poblados de signos no convencionales, hizo el gesto de quien hace una medición aproximada con los dedos y pronunció "Mirá, de acá hasta acá, por ser vos,... te cobro 100 U$"
A más de 15 años de ese eposidio, el panorama parece haber cambiado bastante. Marcelo, hoy titular de una carrera de composición que ya está en su cuarto año, encabezó un recital de sus alumnos, contando con la colaboración de una pléyade de músicos. Algunos eran estudiantes avanzados pero también los había profesionales integrantes de los organismos municipales.
Ante una Alianza Francesa colmada hasta el punto de casi impedir la distribución de los ejecutantes, tuvo lugar un concierto que me generó la sensación de estar en otro espacio geográfico y en otro tiempo. El programa consistió en apenas dos obras de compositores icónicos de la nueva música....Igor Stravisnky y Morton Feldman.
Todo lo demás surgió del talento de nuevos compositores marplatenses: Luis Tenaglia, Mónica Tisko, Leandro Giménez, Marcos Pereyra y Germán Arbarello.
Fueron demasiados los músicos intervinientes como para mencionarlos a todos, me limitaré solamente a nombrar la labor de los solistas, que fueron: Julián Maliandi, Gonzalo Borgognoni, María del Mar Rábago, Gerardo Gautin, y Alexis Nicolet. Igualmente todos los ensambles instrumentales tuvieron un nivel de excelencia que quisiera agradecer en nombre de una comunidad que asiste sorprendida al crecimiento de sus jóvenes artistas.

martes, noviembre 08, 2011

Jazz, amores y odios.

No me canso de insistir en que cuando hago música suspendo cualquier pensamiento o razonamiento teñido por mi oficio de psicoanalista. Toco la trompeta y me relaciono con otros para hacer música justamente para salir de esa esfera, poder comportarme libremente, y que me traten como un muchacho cualquiera del barrio.
Esta vez me ocupo de algo que linda peligrosamente con mi supuesto saber. Pero vuelvo a insistir que voy a opinar como lego, despojándome de cualquier pretensión profesional.
Se trata de las complicaciones en las interacciones entre los músicos. A veces me pregunto si la situación difiere para un instrumentista que puede tocar solo, como un pianista, o un guitarrista. Pero para quién toca un caño, como en mi caso, se depende totalmente de la posibilidad de juntarse con otros.
Hubo un período en que las bandas formaban grupos cerrados, que ensayaban sistemáticamente juntos, y tocaban cuando podían, siempre con el mismo personal. Entonces el tipo de cultura grupal era tribal, y cualquier defección podía ser percibida como una tración, y un reemplazo una tarea casi imposible. Aunque algunas bandas siguen con esa modalidad, las nuevas generaciones tienen una actitud mucho más abierta, y los músicos permutan con facilidad. Los grupos no duran demasiado, a veces se juntan simplemente para una tocada, Tampoco se ensaya tan sistemáticamente, no por una falta de compromiso, sino porque el nivel técnico les permite presentarse en público sin tanto ensayo. Esto puede tener un paralelo con el nivel profesional, en que se concertan las fechas agenda en mano, y a veces se debe tocar a primera vista, y sin ninguna preparación previa.
Pero aún en la aparente promiscuidad de la no pertenencia rígida a una sola banda, las negociaciones entre músicos siguen estando plagados de inconvenientes y malentendidos. A veces pienso que ocurren los mismos problemas que en la vida amorosa. Aparecen códigos parecidos en términos de a quién se invita. Si se llama por teléfono, o se mandan mensajitos, signos de ser demandado, o de ser dejado de lado. Si se convoca o si se es convocado...en fin sufrimientos parecidos a los que padecen los amantes. Opino que la nueva cultura es mejor, y permite mucha más interacción. Pero en lugar de la establidad matrimonial, se instala la precariedad de las aventuras.
De todos modos, hay que aceptar que el tener que involucrarse en la pequeña política implicada en la asocición musical, es un elemento vital que también da gratificaciones...¡a veces!
La vida nunca es fácil...