lunes, diciembre 15, 2014

Don Adolfo.

30 de Octubre 2014 - Acto de imposición del nombre Adolfo Ábalos al Instituto del Profesorado de Arte- Teatro Auditorium.

Está por cerrar el año, y han sucedido varias cosas dignas de haber sido consignadas. Tuvimos del 3 al 7 de Diciembre la edición anual del festival de jazz organizado por ICM, nada menos. Fueron cinco días cargados de presentaciones, clínicas, eventos paralelos. En realidad pasaron demasiadas cosas para que las pudiera comunicar, y sucede que tengo atrasado una entrada sobre el acto en que se otorgó el nombre de Adolfo Ábalos al IPA (Instututo del Profesorado de Arte), un lugar donde estudia toda una cohorte de futuros músicos y bailarines marplatenses, y donde enseñan muchos amigos y amigas.

A ver si puedo explicar porqué me parece importante honrar al nombre de Adolfo Ábalos. Eligió a nuestra ciudad para vivir con su familia, cerrando la última etapa de su vida artística tan intensa. Recuerdo que numerosas veces lo veía sentado cerca del escenario cuando yo tocaba con diferentes grupos. Siempre trataba de ir a su mesa para agradecerle la presencia. Él aceptaba mis palabras con cierta sencillez adusta, y respondía siempre con esa modestia que caracteriza a los caballeros de su provincia. Alguna vez pude contarle que mi madre inglesa usaba la colección de las "30 danzas Argentinas" para dar clases de danza en mi casa ubicada en un enclave de vecinos extranjeros angloparlantes. Auxiliada por las explicaciones que acompañaban el álbum de los discos de pasta, enseñaba los bailes folklóricos intercalándolos con los de su especialidad, la danza clásica.

Yo creo que los Ábalos forman parte de una cohorte de familias notables, entre los cuales podemos mencionar a los Chazarreta, los Farías Gomez, los Carabajal. Ellos, junto a otros más individuales como Atahualpa o el Cuchi, han dotado a nuestro país de una música que es realmente popular, accesible para todos, tanto en su apreciación como en la posibilidad de participar colectivamente, tocando, cantando o bailando. Es un legado precioso para un país, para nuestros hijos y nietos, y no sé si es suficientemente valorado. Hay que haber vivido afuera del país, (como me tocó por varios años)  para poder apreciar lo valioso de ese acervo.
Adolfo era una ser especial, que valoraba la música en una dimensión universal. Ya creo haber mencionado su amistad con Enrique Villegas y Horacio Salgán, con el que formaba una suerte de clan autodenominado "Los Fijos" (Fijos, acrónimo de Folklore, Improvisación, Jazz, Objetividad, Surrealismo). Adoraba el tango, al que contribuyó como autor de varias páginas, y apreciaba el Jazz, al que también podía interpretar con solvencia al piano.

Cuando se cumplieron con las formalidades de un acto escolar de nominación, se desplegó un recital de música que nunca podré olvidar. Fiel a la tradición familiar de don Adolfo, participaron todos sus hijos e hijas, junto a músicos amigos y colegas del IPA, y figuras como Marian Farías Gomez y Luis Salinas. La velada concluyó con una especie de jam session folklórica que hizo rugir al público.