sábado, enero 30, 2016

Il Tabarro

22 de Enero 2016- IL TABARRO- Ópera en un acto de  Giacomo Puccini.- Teatro Colón de Mar del Plata- : Dirección Musical: Jonas Ickert- Puesta e Iluminación: Pablo Gonzalez Aguilar

El género lírico siempre me ha eludido...o quizás debería decir que generalmente eludo la ópera. No tengo conocimiento de sus códigos ni me he familiarizado con el canto lírico. De modo que como lego vacilo en hacer un comentario. Sin embargo Il Tabarro es una de las pocas óperas que he ido a ver al T. Colón de Buenos Aires, y que venció mi prejuicio sobre una forma de arte que mi ignorancia suele catalogar como anacrónica. Además tenía curiosidad por esta nueva puesta de Pablo Gonzalez Aguilar, que ya ha llevado adelante varias producciones en Mar del Plata, y que en general me agradaron.
Recuerdo que cuando la ví aquella vez, quizás hace diez o doce años, me gustó la música de Puccini, que se parecía en cierto modo a música de películas, y me llamó la atención el libro, ya que la obra planteaba ciertas cuestiónes que coincidían ...o mejor dicho, coinciden  con mi interés en el tema de la subjetividad.
Es que pensé que el libro, de G. Addami, basado en una novela de Didier Gold, acusaba fuertemente el efecto de dos cuestiones que marcaban fuertemente el año 1918, año en que fue estrenada la obra. Marx y la revolución de Octubre de 1917 despertaron a Europa de un cachetazo de su distracción de la problemática de la exclusión social y la explotación del nuevo sujeto social creado por la revolución industrial: el proletariado. Por el otro lado, el descubrimiento de Freud del inconsciente,  que iluminó los primeros años del siglo XX, ya pasaba a ser parte de una cultura reconocida en los ámbitos de la ciencia y las artes. En efecto, los protagonistas principales se perfilan en la tensión entre el amo patrón (Michele) con sus estibadores, en particular con uno de ellos, Luigi. Hay otra contradicción que emerge fuertemente, ya que tanto Luigi como Giorgetta, (la mujer del patrón), son jóvenes. La historia de amor que surge entre estos dos últimos, debe ser oculta, negada y disimulada de un modo que revela la ambivalencia no siempre reconocida por los actores. Luigi sabe que se juega la vida, y prefiere en un momento bajarse de la situación (y de la barcaza). Michele oscila entre el amor a su mujer, y sus sospechas celosas. Giorgetta, también teme las consecuencias de sus encuentros con Luigi, y de a momentos se arrepiente y quiere recuperar sus sentimientos con su marido. Es decir debajo del capote (tabarro) el deseo teje y desteje fantasías que no siempre son aceptables ni reconocidas por nuestra consciencia. 
Vuelvo a apelar a mi condición de lego antes de juzgar la puesta. Pero me pareció que Pablo Gonzalez Aguilar resolvió  con recusos precisos y austeros una escenografía y un clima teatral que reflejaba muy bien el ambiente de los márgenes del Sena de París de principios de siglo. (Aquella remota puesta del Colón de BsAs contaba hasta con una barcaza atracado a un muelle). Jonas Ickert ejecutó con solvencia la música que antes escuché con la orquesta estable del Colón completa. La reducción al piano reveló los perfiles más interesantes de la composición de Puccini. Sobre los cantantes sólo atino decir que Carolina Lopez Oroño encaró su papel protagónico de un modo muy convincente, y que me sorprendió su control sobre una partitura que me pareció muy exigente. Miguel Silva Macías, a quién ya escuché en otro par de oportunidades, pareció ganar en caudal y emisión, y me pareció que había empardado con éxito las exigencias de su papel. Junto con  María Fernandez Perez, el equipo local, personajes secundarios, coro de Estibadores y coro de Midinettes, sostuvieron con altura sus responsabilidades. Fernando Santiago en el papel de Michele no sólo fue contundente en el canto sino en la acción dramática. Es que se trata de alguien que ya tiene recorrido en el exigente medio profesional de la lírica.